El jugador tiene carisma y esa variable supone ventas. Si fuera político encajaría en cualquier lista de partido porque vive un romance permanente con los medios de comunicación y los aficionados. Habla y genera simpatía. Juega y fabrica pasión. Es una combinación que interesa al
Real Madrid y a cualquier equipo. No se trata de
Cristiano Ronaldo. Está en
España y se llama
Villa. ¿Por qué no gastarse la mitad y cuidar el 'producto' en casa?
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