domingo, 13 de julio de 2008

Dejen que Ronaldinho vaya a los Juegos Olímpicos

Era un jeta. Nunca venía a entrenar los martes porque prefería ligar con las chicas en los recreativos. Los jueves se escaqueaba aduciendo que tenía muchos deberes y los problemas se le atragantaban. Era un tipo alegre que rara vez completaba un entrenamiento. Sin embargo, todos lo admiraban porque era el niño más habilidoso del equipo, el que metía goles imposibles y hacía regates que abrían la boca de los padres abonados al patio del colegio. Era un crack, el jugador más vistoso del equipo... hasta que llegaban los grandes partidos. En esos momentos desaparecía en un limbo del que era muy difícil recogerle. Años después se difuminó en los campos de los torneos locales que no interesan a nadie y lesionan hasta el alma.

No se llamaba Ronaldinho pero admiraba a los jugadores brasileños, ésos que son capaces de hacerte pensar que los dibujos animados sólo se ven en un estadio y que Walt Disney era un aficionado al lado de Pelé, ésos que no pueden resistirse a los encantos que la buena vida ofrece al cuerpo, ésos que no aguantan en un mismo equipo más de tres años.

Ahora, mientras el verano llena las portadas de los periódicos con los fichajes, el Barça se pega con Ronaldinho porque el futbolista brasileño quiere jugar con Brasil en los Juegos Olímpicos y el equipo catalán se lo impide porque tiene que empezar la pretemporada.

El Barcelona se merece esta situación. Ha tenido en su plantilla a uno de los mejores futbolistas de las dos últimas décadas y ha dejado que la gangrena de la vida loca destroce su talento. Ronaldinho tiene mucha culpa porque nadie le ha obligado a llevar esa vida errática del triunfador temprano que se come las noches como vomita mañanas. No se ha cuidado y ha regalado dos temporadas infames a la afición culé. En esa tesitura el club decidió que había que vender. Sin embargo, no lo hizo y el brasileño no sólo no jugaba sino que se depreciaba a una velocidad de vértigo. Faltó mano dura. Para colmo, Guardiola, en su primera intervención como técnico, dice que no cuenta con él. Craso error: Ronaldinho sigue perdiendo valor.

Ahora llegan los Juegos y el futbolista quiere lucirse en China. El Barcelona no le consiente el capricho. Mientras tanto, Milan y Manchester City están al acecho como aves de rapiña para acoger a la estrella despechada. Se habla de una oferta de 15 millones de euros; Laporta se estará tirando de los pelos después de que tanto Abramovich como Galliani no vieran con malos ojos desembolsar hasta 70 millones hace un par de años. El jugador sabe que cuanto más se alargue esta situación más rentable le va a salir: está de bronca con su actual equipo y sabe que no pueden pedir un potosí por él, que ya se ha encargado él de depreciarse. El Barcelona debería esperar, especular con él y dejar que se luzca en los Juegos. Seguro que se sale, seguro que quiere mostrarse ante todo el mundo y demostrar que es el que era, seguro que marca goles. Dejen que Ronaldinho vaya a Pekín. No le vendan todavía, su cartera lo agradecerá.

De patio de colegio.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Está claro que la selección brasileña tiene un efecto recuperación brutal con sus futbolistas, lo vimos con Ronaldo en el Mundial de 2006, que con el Madrid estaba pasadísimo de peso y llego al Mundial totalmente en forma. Con Dinho es posible que pase lo mismo, pero es que Laporta no podía especular. Con el agua al cuello como estaba (y está) lo que menos le conviene es mojarse en temas especulativos. Con el socio a favor de la venta, con el entrenador diciendo que no cuenta con él y con 2 ofertas sobre la mesa, lo más fácil para Laporta era venderlo tal y como lo ha hecho y pasar página en un tema que le podía dar muchos problemas y pocas alegrías...

Anónimo dijo...

Dinho va a pegar el petardazo en cuanto ponga un pie en Milán. No vale para el fútbol italiano. Eso sí, va a vender millones de camisetas.